¿Fe?

Cuando te sumerges en el día a día de nuestra ciudad, el latido de lo cotidiano te trae cuestiones, dudas de cada persona.

Estamos inmersos en plena Cuaresma y las hermandades son un ir y venir de gente, de trabajo, ensayos, cultos...

En una de estas noches, que las calles de cualquier ciudad o pueblo de nuestra Andalucía se llena de pequeños núcleos de bullicio por los ensayos de costaleros, me sumergí como uno más en esos bullicios. Mi asombro fue tal al ver, oír y comprobar lo convencido de algunas personas en sus afirmaciones, que me hizo darme cuenta que muchos se consideran religiosos, pero no cristianos; otros muchos se tienen por cristianos, pero no se sienten vinculados a la Iglesia.

Si de algo estoy seguro y tengo claro es que a nadie, afortunadamente, se le puede obligar a creer. Sin embargo, son muchos los que quisieran creer pero no pueden hacerlo. Ya nos cuesta creer en el otro que tenemos al lado; cuánto más creer en Dios o tener fe que no es un enunciado de leyes matemáticas o física. La fe no es un contenido que pueda ser demostrado por evidencia directa. Pero la realidad de Dios tampoco sería la realidad de Dios si fuese visible, aprehensible,comprobable. Bonhoefer afirmó "Un Dios que existe no existe”. Puede parecer una contradicción, una “rayadura”; pero aquello que quiere decir es que Dios no puede ser nunca un simple objeto, una cosa. Si lo fuese no sería Dios. Dios le podemos dar cantidad de adjetivos: infinito, inadmisible... Dios es la dimensión de infinito presente en todos los cálculos diarios. Nadie está obligado a creer. Quien quiera creer no puede hacer otra cosa que aceptarlo sin más, prácticamente.

Hans Küng dijo “prefiero hablar de un acto del hombre, ese hombre

 dotado de razón y corazón, un acto ce confianza razonable que si no tiene pruebas rigurosas, si dispone de buenas razones.”

La fe en Dios es una confianza fundada, no ciega. Unas confianza que no deja al lado el pensar,preguntar, dudar y que involucra el entendimiento,la voluntad y el sentimiento.

Ya a las puertas de la Semana Santa, en nuestras calles veremos escenas de la Pasión de Jesús, el nazareno. Nos encontraremos con muchas estampas difíciles de comprender: penitentes, capirotes, aplausos, lágrimas, condivisión de una cerveza a la espera de una hermandad, pero en cada persona se dará porque creer no es creer algo, creer a alguien es creer EN Alguien.

De seguro que alguien me cuestionara en estos tiempos que vivimos, pero no quiero alargarme mucho. Te dejo estas lineas como reflexión para darnos cuenta que es ¡creer!, ¡creer en Dios!.

 

Joaquín Fragoso Hierro

 

 

 

 

 "Jesús lloró" (Jn 11,35)

      Seguimos caminando en nuestra andadura cuaresmal. Todo puede parecernos muy normal: ensayos de costaleros, priostía al cien por cien, organización de cultos, conciertos, presentación de eventos como conferencias, cárteles. libros de temática cofrade, tertulias con los debates más que sabidosa, posturas encontradas..."normalidad" antes del inicio de la Semana Santa.

Pero todo esto no puede abstraernos de lo que se vive día a día dentro y fuera de nuestros limites vitales.

En un esfuerzo imaginativo, he tenido la osadía de pensar si Jesús estuviera aquí y viera nuestra sociedad como reaccionaría... Creo que su reacción se podría proclamar con uno de los versículos más cortos de los evangelios que dice "Jesús lloró". Porque Jesús hace lo más humano que se puede hacer ante una sociedad que poco a poco va rompiendo principios básicos como el valor de la vida, el respeto se eclipsa por ridículos principios de futuro de sociedad avanzada...

"Jesús lloró", un llanto que expresa su dolor, su amor hacía nosotros porque él es verdadero hombre con emociones propias de los hombres pero con su caracter divino que le hace ver en su gente a las personas que somos. Por ello no juzga a la mujer adúltera, ayuda a quien se acerca con sencilla sinceridad, denuncia toda postura de no transparencia y coherencia hasta el punto del enfado, corrige, advierte, anima...

Jesús llora por no entender que nos esta pasando. No aprendemos de nuestros errores y nos dejamos llevar por una libertad mal entendida a veces.

Seguimos caminando, hermano y hermana. Hagamos que este caminar sea coherente con aquello que creemos y profesamos; porque Jesús, el nazareno, nos dejo la senda, los valores y principios para hacer una sociedad de iguales. Paz y bien.

 

 

Fdo. Joaquín Fragoso Hierro.